dissabte, 31 d’octubre del 2009


Para los de Halloween,
para los de Todos los Difuntos,
para los de la Castanyada y los Panellets,
para los del Samhain Celta
y para los que pasaban por aquí y aún no se enteran de nada,
aquí el regalo que merecéis.
Calabaza.
Felicidades.

diumenge, 11 d’octubre del 2009

Otra vez


Ya llegó una vez más el 12-0. Siempre igual: puntual y puntilloso, caluroso y acalorado. Debe ser por las prisas, porque cada año que pasa es como si corriera más rápido el puñetero calendario. Certero, eso sí. Y exacto.
Porque uno nunca tiene más o menos unos años de edad.
Uno siempre tiene los que tiene... y pico.
Aunque todavía no estoy en edad de quejarme de nada, la verdad es que, sea por costumbre, por defecto de fabricación o por que no tengo verguenza, me quejo de todo.
Y aunque verdaderamente no me duele nada parece que me duela todo.
Me molesta, me sobra, me falta, me hiere, me pesa y me importa todo. Ficticiamente.
La realidad es que tengo todo lo que necesito.
Al menos todo lo que en su momento le pedí a la vida.
¡Haber pedido más!
Pues sí.
Unos gramitos más de cerebro no hubieran sobrado.

Gracias por lo tuyo.
47 no son muchos para los que llegaré a cumplir allá, a finales del siglo XXI.
Pero yo merecía seguir eternamente en mis primeros 14. Patillas incluídas.

divendres, 9 d’octubre del 2009

Alguien me ha dicho...

Alguien me ha dicho que no importa cuantas veces te caes, sino cuantas veces te levantas de nuevo. Es una buena frase, de verdad lo digo. Tiene que ver con el coraje y las ganas de luchar por los objetivos, las ideas, los derechos e incluso la vida de uno. Éste mundo está diseñado para hacernos caer en todo momento. De todas las maneras posibles. Hay gente que tropieza, gente que se desliza elegantemente, pero cae, y gente que se da la gran hostia. Sea como fuere, si la vida nos quita cosas y momentos, sueños y esperanzas; si nos rompe el puzzle, si nos vemos tan mal como para sentir el vértigo y la sensación de una caída, mucho mayor de la altura a la que volábamos, corríamos o símplemente caminábamos, hemos de levantarnos eso está claro.
Pero creo que se ha de mantener la identidad de uno. Por encima de todo hay que ser uno mismo. No vale la furia, no vale la venganza, no sirve de nada (bueno) ponerse una careta nueva. Sólo si eres tú, cuando te levantes, que lo harás, podrás terminar tu puzzle alguna vez.

Yo sé poco de la vida.
Sólo lo que me han contado.