dissabte, 22 d’agost del 2009

Agosto 22

Se marcha ya el Augusto dejando tras de sí un reguero de calamidades: fuegos sin apagar, obras privadas sin empezar, obras públicas sin acabar, rupturas sentimentales con despedidas acaloradas en el apartamento, desamores con resaca, conflictos laborales con algunos despidos, familias atascadas en las carreteras, familias rotas por las carreteras, virus de aire acondicionado, pieles quemadas, tarjetas de crédito quemadas, noches de sudor y bochorno, mañanas de bochorno con sudores y analgésico. Calor.
Pasamos el año esperando Agosto, cuando los únicos que de verdad lo disfrutan, son algunos niños afortunados con piscina o dinero para helados.
Y los chorizo-kosovares de pisos vacíos, claro.
Con suerte de que se encuentren los pisos vacíos.
Las palomas tiradas por el suelo, buscando la sombra y el agua de los climatizadores.
Ayer casi tropiezo con una.
Los perros haciéndose los despistados, sin perseguir palomas.
Ayer tropecé con uno.
La grúa sigue a lo suyo. Éstos no descansan.
Con éstos bichos no he tropezado aún.
Ya no sé cómo acabar ésto así que pediré un deseo: salud y paciencia para todos.
Ah! y que vuelve la gente. Con sus coches. Y los millones de obras públicas, como siempre, sin acabar.
Yo sólo aviso.