diumenge, 10 de maig del 2009

Hablando en chino 中文

Capítulo 1:
Haciendo amigos(as).

La materia tiene propiedades ópticas que pueden ser de transparencia, translucidez y opacidad.
La transparencia permite a un cuerpo dejar pasar la luz fácilmente. Un cuerpo es opaco cuando no lo permite. Por último es translúcido el cuerpo que permite pasar la luz a través de él de manera que sus formas son irreconocibles. Digamos que disfraza la realidad.

Hay personas a las que se las ve venir desde el final de la calle. Adivinas lo que van a hacer o lo que van a decir porque te lo anuncian. Sabes si están contentas o no, si te van a reprochar algo o si te van a bendecir.
Son transparentes como el agua sin cloro. Gente que, por auténtica, se hace pegajosa como un caramelo en el asiento del coche, en pleno agosto a las doce de un mediodía playero. Si además son sinceros, ya es la leche. Puedes llegar a detestar a ésta gente.
Yo era una de esas personas. Hace muchos, muchos años. Yo decía hola y tú ya pensabas "cigarrillo apagado en la boca, éste me pide fuego!" o " mechero en mano, labios en corazón, éste me pide un cigarrillo o relaciones!"."Madre mía qué daño ha hecho la izquierda!". Y luego no podía negarlo, quería fumar sin comprarme un mechero. Ni cigarrillos. Se me notaba. Era transparente. Y pobre. Decía la verdad.
Y eso, según se mire, puede ser un defecto. Para mí lo era y por eso cambié.

Lo intenté, te lo juro. Es como jugar al tenis tú sólo. Nadar y guardar la ropa.
Intenté lo de disimular un poco, ser templado en mis comentarios, prudente en mis juicios, amable en mis críticas. No pude. O eres prudente o juzgas. O dices la verdad o mientes.
El camino del medio según dicen, es el más fácil.
Pero no para mí. En éste caso no.
Nunca pude ser ese cuerpo que transforma la realidad en otra cosa.
Y volví a cambiar, ésta vez hacia el lado oscuro.
Inteligencia emocional?. No.
Idiotez profesional.

Ahora soy opaco. Jugador de poker. Nunca sabrás por dónde voy a salir o entrar. Ni lo que pienso. Hablo mal y bastante, pero no te fíes, porque no te contaré ni la mitad de media verdad. O sí, fíate, que lo pasaremos bien. Sobre todo yo.
No quedaré mal nunca, porque no te diré lo que en verdad opino de tu peinado, de tu perro bonsai, o del borracho de tu marido. Ah, que no es tu marido! Mejor para él. Bueno, tampoco creo que beba...lo suficiente. Te diré lo que quieres escuchar, casi siempre.
Y te seré sincero cada vez que me equivoque.
Nada que no haga la mayoría.
Eso sí, soy mucho más popular que nunca. Dónde vas a parar!
Y no fumo!
Y lo peor es que me gusta ser así.


Es broma!