Aquí estoy otra vez.
Las cosas se ponen feas en la economía global. A la ya precaria situación económica de las familias, con el alargado espectro del paro sobrevolándonos a casi todos, los ninjas y la m que los p, los bancos (que si no prestan ahora que hace falta, no sé yo para qué están), la deuda de los países con otros que están igual o peor, las empresas cerrando una tras otra, se une, cómo no, la incapacidad de los políticos, sean gobernantes o no. El desacuerdo entre los expertos en economía sobre los plazos del problema es grande. La desinformación, también. Aparecerá el caos, tarde o temprano (si no lo ha hecho ya). Los políticos de izquierdas ya empiezan a dictar proyectos de leyes de esos de: "aquí ya no cabe nadie más" etc. Los economistas ya están diciendo: "ya lo dije". Los bancos son los únicos que no nos van a sorprender y seguirán sin prestar nada a nadie que de verdad les necesite. Sólo espero que nosotros, los pueblos nómadas de la tierra, o sea todos, mantengamos la calma.
Y es que cuanto menos tienes, menos pierdes.