dilluns, 20 d’abril del 2009

Los miserables



La novela es de Victor Hugo y fué publicada en 1862. En el siglo XIX Francia sufrió una serie de grandes cambios. La obra transcurre en los primeros años del siglo, durante las Guerras Napoleónicas.
Victor Hugo se basó en Vidocq, un antiguo delincuente convertido en policía para crear a Valjean.
Es mi novela clásica favorita y Jean Valjean es uno de mis antihéroes de ficción favoritos (o quizás deba decir héroes). La he leído varias veces, he visto diversas versiones en cine, teatro y musicales, y siempre he descubierto nuevos matices que la hacen, a mis ojos y mis oídos,imprescindible. Por eso te la recomiendo. Aunque te aviso, más de 1200 páginas en su versión completa.

Jean Valjean es un ladrón condenado a 19 años de presidio por robar un pan. Una vez regenerado de tal crimen, recae. En su hambre y en su desesperación roba dos candelabros de plata y unos cubiertos. Cuando está a punto de ingresar de nuevo en prisión se salva gracias a la generosidad de su víctima. Más tarde se hace rico.
Esta obra trata de la transformación de aquel ladrón en filántropo. De la tragedia de Fantine, pobre madre soltera maltratada por la vida y de su hija Cosette, adoptada por Jean Valjean y llevada por él a París para que tenga otra vida mejor. Del implacable oficial Javert, que jamás dejará de perseguir a Valjean, pues no cree que un expresidiario pueda cambiar. De Marius, joven revolucionario del que se enamora Cosette.
Habla de la vida y milagros de un puñado de personajes que sufren,aman,luchan por sus ideales y mueren como sólo los "románticos" del siglo XIX pueden expresar. Se muestra la redención del individuo frente a los prejuicios de la sociedad que le maltrata y le juzga. Se muestra el valor del perdón.
Pero sobre todo trata de la generosidad y el corazón de los miserables.

"-Me llamo Jean Valjean: soy presidiario. He pasado en presidio diecinueve años. Estoy libre desde hace cuatro días y me dirijo a Pontarlier. Vengo caminando desde Tolón. Hoy anduve doce leguas a pie. Esta tarde, al llegar a esta ciudad, entré en una posada, de la cual me despidieron a causa de mi pasaporte amarillo, que había presentado en la alcaldía, como es preciso hacerlo. Fui a otra posada, y me echaron fuera lo mismo que en la primera. Nadie quiere recibirme. He ido a la cárcel y el carcelero no me abrió. Me metí en una perrera, y el perro me mordió. Parece que sabía quién era yo. Me fui al campo para dormir al cielo raso; pero ni aun eso me fue posible, porque creí que iba a llover y que no habría un buen Dios que impidiera la lluvia; y volví a entrar en la ciudad para buscar en ella el quicio de una puerta. Iba a echarme ahí en la plaza sobre una piedra, cuando una buena mujer me ha señalado vuestra casa, y me ha dicho: llamad ahí. He llamado: ¿Qué casa es ésta? ¿Una posada? Tengo dinero. Ciento nueve francos y quince sueldos que he ganado en presidio con mi trabajo en diecinueve años. Pagaré. Estoy muy cansado y tengo hambre: ¿queréis que me quede?
-Señora Magloire - dijo el obispo , poned un cubierto más."